SOLA SIERRA

Sola Sierra Henríquez nació en Santiago en 1935. Hija de Marcial y Ángela, sobreviviente de la Matanza de Santa María, quienes tenían una tradición familiar de militancia en el Partido Comunista. En 1957, junto a su hermana Adriana, ingresó al Partido Comunista del cual se convertirá en una ferviente militante, participando como Encargada de Finanzas del Comité Local de las Juventudes Comunistas, representante de los/as jóvenes de San Miguel en el VII Festival de Viena y en la Escuela Nacional de Cuadros de Partido, entre otros. En 1962 se casó con Waldo Pizarro, con el que tuvo tres hijos: Lorena, Waldo y Lenia. Murió el primero de julio de 1999 en Santiago.

Sola Sierra es un símbolo de la defensa de los derechos humanos durante la Dictadura de Augusto Pinochet en Chile. La desaparición de su esposo, el 15 de diciembre de 1976, encausó su camino de lucha a través de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos, AFDD. Si bien se destacó desde muy joven como una militante comprometida del PC, fue la desaparición de su marido la situación que marcó el rol de denuncia que ejercería a lo largo de toda su vida. En los años de la Dictadura fue Presidenta de la AFDD (desde 1984, hasta su muerte), una de las fundadoras de la Federación Latinoamericana de Detenidos Desaparecidos en 1981, FEDEFAM, integrante de la Comisión Chilena de Derechos Humanos (1980) y de la Asamblea Nacional de la Civilidad (1986), entre otros.

Tras la desaparición de Waldo Pizarro, Sola Sierra empezó una intensa búsqueda y denuncia del hecho. Tras acudir a la Vicaría de la Solidaridad, interpuso una querella criminal ante el Tercer Juzgado del Crimen de Mayor Cuantía de Santiago, con la ayuda jurídica de la organización eclesiástica. El 14 de Junio de 1977, fue una de las organizadoras de la primera manifestación de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos. Se trató de una huelga de hambre en la Comisión Económica para América Latina y El Caribe, CEPAL. La actividad era arriesgada y difícil de llevar a cabo ya que debían entrar a la sede de esta organización. Ella junto a otras 23 mujeres y 2 hombres consiguieron hacerlo. Esta fue publicitada a través de volantes, declaraciones públicas, etc., lo cual le dio mucha visibilidad y redundó en que el gobierno, por primera vez, reconociera que en Chile existían detenidos/as desaparecidos/as. La situación mediática obligo a las autoridades a comprometerse ante Kurt Walheim, Secretario General de las Naciones Unidas, que daría respuestas acerca de las 36 personas desaparecidas, emparentadas con quienes participaban en la huelga.

A lo largo de la Dictadura, Sola Sierra viajó por Europa, Latinoamérica y Estados Unidos, participando en congresos sobre derechos humanos y evidenciando lo que estaba pasando en Chile. En 1981 se entrevistó con Aboulage Dieye, relator de la Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas, al cual le solicitó que la ONU exigiera al gobierno de Pinochet respuestas acerca de la desaparición forzada de personas. Pese a la relevancia internacional que adquirió Sola Sierra, como presidenta de la AFDD corrió innumerables riesgos personales y familiares y tuvo que cambiar de domicilio en múltiples ocasiones. En 1987 se reunió con el Papa Juan Pablo II en la Vicaría de la Solidaridad y un año más tarde fue designada por la FEDEFAM como Encargada de Relaciones Internacionales, representando a esta organización ante las Naciones Unidas, la Comisión de Derechos Humanos y la Subcomisión para la Prevención y Discriminación.

Con el fin de Dictadura en 1990, Sola Sierra continuó pidiendo justicia y verdad. Con la detención de Augusto Pinochet en Londres, viajó a Europa para observar y apoyar el proceso judicial que se desarrollaba, convirtiéndose en un referente de lucha por los derechos humanos en el mundo entero. En 1998 viajó a París invitada por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, Unesco, para participar en la Cumbre de Defensores de Derechos Humanos. Su trayectoria fue reconocida por numerosos galardones tales como el Premio Letelier-Moffit y el Premio Servicio, Paz y Justicia en 1979; el Premio Por la Vida Rodrigo Rojas Denegri en 1990 y el Premio Internacional Alfonso Comin en 1998, entre otros.

Fuentes:

AFDD. (2001). Caminando por la verdad se abrirá paso a la justicia / Agrupación de Familiares de Detenidos desaparecidos. Santiago: La Agrupación.
Amorós, Mario. (2004). Después de la lluvia. Chile, la memoria herida. Santiago: Editorial Cuarto Propio.
García, M. (2002). Agrupación de Familiares de Detenidos desaparecidos de Chile AFDD. Santiago: AFDD.
Horvitz, M. E. “Entre lo privado y lo público: la vocación femenina de resguardar la memoria. Recordando a Sola Sierra”. Santiago: Departamento de Ciencias Históricas, Universidad de Chile.
Ljubetic, I. (2000). Sola Sierra: Una imprescindible. Santiago: El Pan Nuestro.

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Instituto Nacional de Derechos Humanos. (2013). Defensores y defensoras de derechos humanos. Recuperado el (día) de (mes) de (año), de https://www.defensoresydefensoras.indh.cl