JUAN SEPÚLVEDA GONZÁLEZ

Juan Sepúlveda González nació el 5 de noviembre de 1957. Desde su rol como pastor evangélico, defendió los derechos humanos durante la dictadura e impulsó la organización y participación de las iglesias evangélicas, contribuyendo a levantar una voz que denunciara los abusos contra los derechos de las personas y promoviera la paz en Chile.

En 1975, viajó para estudiar teología en el Instituto Superior Evangélico de Estudios Teológicos (ISEDET), en Buenos Aires, Argentina. No obstante, debe regresar a Chile tan sólo dos semanas más tarde, debido a la muerte de su hermano. De tal forma, comienza estudios en la Comunidad Teológica Evangélica de Chile y en la Escuela de Psicología de la Universidad de Chile. En 1980 completa la Licenciatura en Estudios Teológicos en ISEDET.

Desde 1981 es pastor de la Misión Iglesia Pentecostal e integra el Servicio Evangélico para el Desarrollo (SEPADE). Desde entonces, promueve la creación de la Confraternidad Cristiana de Iglesias (CCI), con la intención de denunciar, desde la perspectiva de las iglesias evangélicas, las violaciones a los derechos humanos que ocurrían en dictadura. En esta tarea, contó con el apoyo del Consejo Latinoamericano de Iglesias (CLAI), del Consejo Mundial de Iglesias, además de pastores de otras denominaciones evangélicas, tales como Raimundo Valenzuela y Eugenio Araya.

Como parte de ese colectivo, impulsó diversas acciones tales como las Campañas de Oración por la Vida, la Paz y la Reconciliación”, que se realizaban cada año desde 1986 hasta el fin de la dictadura. Asimismo, redactó diversas declaraciones y documentos pastorales sobre la situación del país, entre los que destaca la “Carta Abierta a Pinochet”. Además, elaboró materiales de reflexión para motivar la participación informada de los y las creyentes evangélicos/as en el Plebiscito de 1988, y entre los años 1985 y 1993 dirigió la revista Evangelio y Sociedad, publicada y distribuida por SEPADE. Junto a ello, dirigió ceremonias ecuménicas en funerales, cárceles y conmemoraciones convocadas por agrupaciones de familiares y organismos de derechos humanos.

Con el retorno de la democracia, volcó su esfuerzo a cultivar la memoria histórica, participando en iniciativas como el Consejo Nacional de la “Campaña Nacional de Educación por la Verdad y los Derechos Humanos”; en foros y debates sobre derechos humanos, libertades laicas y convivencia en la diversidad; en publicaciones y documentales que recuperan el rol histórico de las iglesias evangélicas en la sociedad chilena; y en la discusión sobre la Ley Antidiscriminación.

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